jueves, 20 de marzo de 2014

Acomódate, estarás conmigo mucho tiempo.

Tocada y hundida. Toqué el suelo, y se podría decir que me acomodé tanto a la sensación de estar abajo, que me está costando subir (por no decir que no volveré a ver la luz del día, tu ya me entiendes). Intento irme, y os juro que nunca he intentado nada con tanta fuerza, pero que miedo cuando me dices que estaré a tu lado mucho tiempo, ¿te he contado que he caido en el abismo?Contigo.
Me pregunto como han podido las demás huir de tus ojos, como han podido huir de la frialdad de tu mirada, o como han salido del suicidio silencioso que es quererte.
(ayúdame).

Que por qué, preguntas.

Tú ya sabes que no tengo un mal día, yo tengo una mala semana, un mal mes, un mal año, pero nunca un mal día. A veces me susurras y siento que me estás gritando con todas tus fuerza, tus palabras están jodidamente huecas y solas, por que, ¿que queda de ellas si le quitas los sentimientos?
 Conmigo no eras capaz de odiar y sin mi ya no sabes ni querer. Pero, vaya, no podíamos seguir así. Si yo me perdía en tu mirada cada vez que sonreías, que sentía que se me iba el mundo cuando agarrabas mi cintura y me acercabas hacía ti, intentaba seguir tu paso firme, pero te quedas grande hacia lo que doy. Y doy poco, pero me enseñaste a darlo todo.
Y ahora odio cada segundo que no paso a tú lado. Y es irónico, porque no paso ningun segundo a tu lado.